ARTICULO DEL MES DE OCTUBRE DE 2020

“Irradiación parcial acelerada de mama comparada con irradiación completa de la mama para cáncer de mama temprano: resultados a largo plazo del estudio randomizado fase III APBI-IMRT-Florence”

Icro Meattini, et all.


No hay duda de que en pacientes con cáncer de mama en etapas tempranas, el tratamiento de elección es la cirugía conservadora asociado a radioterapia (RT), que logra efectos iguales a la mastectomía en términos de sobrevida, pero sin el impacto negativo en la calidad de vida y en cosmesis.

La dosis convencional de irradiación completa de la mama (WBI) es entre 45 y 50 Gy en 4,5-5 semanas, con o sin boost al lecho tumoral, pero existen estudios con hipofraccionamiento que han demostrado ser seguros manteniendo un buen control local (ref. 5-6). Además, la irradiación parcial de la mama (PBI) se postula como alternativa para pacientes con cáncer de mama en etapas tempranas. Este esquema permite un tratamiento mas corto cuando se acelera, genera menos efectos adversos y disminuye costos. Varios estudios fase III han demostrado no inferioridad entre PBI y la WBI (ref. 8-11), pero aún no se define cual es el esquema óptimo para lograr un buen control local con baja toxicidad (Ref. 11-12).

El objetivo primario de este estudio fue observar diferencias en recurrencia ipsilateral a 10 años entre irradiación parcial acelerada a la mama (APBI) versus el esquema de RT convencional.

El estudio fue realizado entre los años 2005 y 2013 en un único centro de la unidad de RT oncológica de la Universidad de Florencia, Italia. Se randomizaron 520 mujeres, mayores de 40 años con cáncer de mama en etapa temprana, con tumores de diámetro no superior a 2,5 cm y que eran elegibles para cirugía conservadora. Se asignaron 260 pacientes al brazo de tratamiento con APBI en el que se utilizaron 30 Gy en 5 fracciones en días no consecutivos con RT de intensidad modulada y 260 pacientes a WBI con 50 Gy en 25 fracciones con campos tangenciales y un boost con electrones.

Dentro de las indicaciones quirúrgicas, los cirujanos debían poner al menos 4 clips en los bordes del lecho tumoral para poder contornear el lecho.

Las características de las pacientes fueron similares entre los grupos destacando que la mayoría eran mayores de 50 años, con una mediana de edad de 62,8. Cerca del 90% de las pacientes tenía grado tumoral 1-2, en su mayoría con tumores menores a 2 cm y sin compromiso ganglionar. Un 95% tenía receptores de estrógenos positivos y cerca de un 30% no recibió ningún tipo de tratamiento sistémico.

Con una mediana de seguimiento de 10,7 años, los resultados mostraron que no hubo diferencias estadísticamente significativas en la incidencia de recurrencia ipsilateral en 10 años entre WBI y APBI (2,5% versus 3,7%, p=0,40). Tampoco hubo diferencias estadísticamente significativas para recurrencia locoregional, incidencia de cáncer de mama contralateral, incidencia de metástasis a distancia, muerte por cáncer de mama y sobrevida global.

Con respecto a la toxicidad aguda, hubo diferencias estadísticamente significativas a favor de la APBI en donde el 78,9% de las pacientes no presentó ningún grado de toxicidad (versus 33,5% en el grupo con WBI, p=0,001) y no hubo toxicidades grado 3. Se repiten los resultados a favor de la APBI para toxicidad tardía y para los resultados cosméticos donde hubo una diferencia significativa tanto en la evaluación del tratante como de la paciente.

En conclusión, la APBI puede ser un des-escalamiento efectivo del tratamiento en pacientes con cáncer de mama en etapas tempranas hormono sensibles, mostrando buen control local, baja toxicidad y buenos resultados cosméticos. Otros estudios también apoyan la no inferioridad de la APBI con respecto a la WBI, y con este nuevo estudio se aporta información sobre la técnica y esquema de RT que se debe elegir para prevenir toxicidades y generar buenos resultados cosméticos.

Dra. Carolina Gabler

Residente Radioterapia Oncológica

UDP - IRAM